No es ningún secreto que desde Uber defendemos la modernización de la ley de transporte para que todos podamos, por fin, dejar el coche en casa. En concreto, defendemos que la liberalización del sector de las VTC facilitará este cambio de modelo al reducir el precio del transporte drásticamente con la llegada de los servicios de coche compartido, el carpooling. Según el informe de AFI presentado el pasado mes de mayo, este nuevo mercado de movilidad creará, además, 77.000 nuevos puestos de trabajo.

Liberalizar el sector de la VTC no es una medida tan rompedora. De hecho, es la norma habitual en la mayoría de países europeos y también lo fue en España no hace tanto, entre el año 2009 y 2015, cuando se aplicó la directiva europea de servicios.

Tampoco es ningún secreto que hemos denunciado públicamente los perjuicios del monopolio del taxi. En concreto, 603 millones de euros al año que se traducen en que todos los españoles pagamos una media de 5 euros más por nuestros desplazamientos.

Aun así, somos conscientes de la inquietud del sector del taxi ante los enormes cambios que trae la tecnología. Y es por ello que siempre nos hemos mostrado dispuestos a colaborar, a negociar y a trabajar de la mano del taxi para fomentar una transición justa que cumpla con los dos objetivos que, creemos, deben prevalecer: que España comience a caminar hacia un modelo de movilidad del S.XXI y que nadie quede atrás en el camino.

Hace pocas semanas, nuestro nuevo director para España, Juan Galiardo, decía en una entrevista que el taxi es un cliente natural de Uber. Un cliente, o mejor dicho, un socio, con el que construir los cimientos de una movilidad que, queramos o no, ya está cambiando.

En otra entrevista reciente, la mayor asociación del taxi de España reclamaba cambios normativos en el taxi, en sus propias palabras “pro-competencia”. Entre estos cambios normativos hay uno que llama la atención por lo novedoso y por lo valiente. Por primera vez en la historia, el taxi ha pedido a la administración la flexibilización de sus tarifas. Una flexibilización que le permitiría adaptarse a la cambiante demanda de transporte urbano pero, sobre todo, aprovechar mejor los beneficios de la tecnología existente. Una tecnología que ha hecho posible que aplicaciones como Uber ofrezcan precios más económicos al tiempo que generan mayores beneficios para los conductores al reducir drásticamente su tiempo en vacío.

Anuncios como este, la rápida adaptación de una buena parte del sector del taxi a los cambios tecnológicos y nuestro firme convencimiento de que el taxi y Uber pueden ser aliados, nos hacen ver el futuro con optimismo. Y nos confirman que vamos en la buena dirección, después de meses trabajando en adaptar nuestra tecnología para empezar a dar servicio al taxi en España y en otros muchos países europeos.

Esperamos sinceramente que después de esta manifestación podamos empezar a trabajar juntos para conseguir el objetivo que compartimos todos los implicados, taxi, administraciones y Uber: cambiar el modelo de movilidad de nuestras ciudades para que moverse por Madrid, por Barcelona o por Málaga sea más barato, más cómodo y más sostenible.